
Completar ciclos requiere de alquimia
La otra vez, mientras meditaba en una sesión de Reiki, me vino a la cabeza la melodía de «El aprendiz de brujo». Comencé a ver en mi mente la escena de la película de Fantasía, con Mickey Mousse peleándose con las escobas.
Para quien no lo ubica, hay una secuencia en esta película en la que Mickey es el aprendiz de un brujo con la tarea de barrer y acarrear agua a una pila. En cuanto el maestro se va a descansar, Mickey toma su sombrero mágico y da vida a una escoba para que haga el trabajo por él. Cuando menos se da cuenta la escoba ha inundado la habitación y Mickey la destruye a hachazos, pero de cada pedazo surge una nueva escoba que continúa la instrucción de llevar agua a la pila. Eventualmente el maestro vuelve y corrige el desastre de su alumno. En realidad, esta historia tiene muchísias enseñanzas, por tanto, me puse a desentrañar por qué la escena se había hecho presente en mi mente durante la meditación.
Ese ejercicio de meditación lo hice después de un par de semanas de estar haciendo un trabajo profundo que involucra completar ciclos, por lo que supuse que estaría relacionado. Aquí mi reflexión:
A veces, cuando uno cree que el trabajo ya ha concluido, cuando pensamos que ya estamos listos para pasar hoja, cuando creemos que hemos destruido a hachazos la escoba insensata que se rebeló, resulta que todavía hay algo pendiente. Resulta que los trozos de la escoba se han convertido en mil escobas (asuntos inconclusos) y, al descuidarnos, la pila de agua (las emociones) se ha desbordado.
Al inicio de la escena el maestro crea la ilusión de lo que parece un demonio transformándose en una mariposa, pero inmediatamente la repliega. La mariposa tiene muchos significados, como tótem representa la metamorfosis, el cambio. Es casi como si se tratara de su aprendiz, que al no estar listo para ese proceso aún no puede convertirse en mariposa. Pero el aprendiz se vuelve arrogante, se descuida y espera que alguien más haga su trabajo, olvidando que el crecimiento personal es un proceso individual, en el que si bien podemos tener una guía, el aprendizaje y sanación es responsabilidad de uno mismo.
Tiene que surgir el maestro, el brujo, para transmutarlo todo, tanto los pedazos rotos como las aguas. Por eso, creo que completar ciclos requiere de alquimia. Nótese que uso la palabra “completar” en lugar de “cerrar”, porque luego creemos que se trata de poner los sucesos en un cuarto oscuro y cerrarlo con llave, creyendo que nunca más hay que volvernos a asomar. Y no es así.
Hay que hacer magia, hay que ir a lo profundo, pero observar desde afuera, sin involucrarnos demasiado. Hay que recoger los pedazos y replegar las aguas. Total, lo peor que puede pasar es que nos den un escobazo al final para entender que en este proceso de aprendizaje, de búsqueda y sanación, todos somos aprendices de brujos, trabajando por reencontrarnos, a raíz de nuestras experiencias y relaciones, con el maestro que habita en nuestro interior.